El único «hábito atómico» que puede mejorar tu vida profesional

En la búsqueda de mejorar nuestro desarrollo y productividad en el ámbito profesional, a menudo nos encontramos con libros y teorías que nos prometen soluciones rápidas y fáciles. Sin embargo, según James Clear, autor del libro «Hábitos Atómicos», existe un único hábito que puede marcar la diferencia y impulsar significativamente nuestro crecimiento profesional.
El hábito atómico, tal como lo plantea Clear, se centra en enfocarse en lo que se quiere hacer en lugar de obsesionarse con lo que se quiere ser. A través de la gestión de los contextos y entornos en los que nos encontramos, podemos facilitar la creación y mantenimiento de hábitos deseados que mejorarán nuestra vida profesional.
Clear argumenta que el autocontrol y la fuerza de voluntad no son suficientes para cambiar los comportamientos a largo plazo. En cambio, debemos trabajar en la estructuración y organización de nuestra vida diaria para hacer lo que debemos hacer y evitar lo que no debemos hacer. Al crear contextos favorables, podemos propiciar comportamientos positivos y productivos en nuestro entorno laboral.
En las siguientes secciones, exploraremos la importancia del autocontrol y la disciplina, cómo generar hábitos positivos en el entorno laboral, el impacto de los contextos en los hábitos adictivos y la importancia de gestionar los contextos para mejorar. También analizaremos cómo la visibilidad y la facilidad influyen en los hábitos positivos, el poder transformador de los hábitos atómicos en la vida profesional, el proceso de cambio de comportamiento a través de hábitos atómicos y el poder de los pequeños hábitos y la constancia.
Acompáñanos en este viaje de descubrimiento y aprendizaje para mejorar tu vida profesional a través del único «hábito atómico» que realmente importa.
La importancia del autocontrol y la disciplina en el desarrollo profesional
El autocontrol y la disciplina son habilidades fundamentales para el desarrollo profesional. Sin embargo, según James Clear, es más efectivo trabajar en la organización y diseño de los contextos y estilos de vida para alcanzar metas a medio y largo plazo.
El autor afirma que el autocontrol no depende solo de la fuerza de voluntad, sino de la capacidad de estructurar y organizar la vida cotidiana para realizar lo que se debe hacer y evitar lo que no se debe hacer.
En lugar de depender únicamente del autocontrol y la disciplina constantes, Clear sugiere que se debe enfocar en la creación de entornos y situaciones que faciliten los hábitos deseados. Esto implica establecer rutinas, sistemas y estructuras que apoyen el desarrollo profesional.
Cómo generar hábitos positivos en el entorno laboral
Para mejorar nuestros hábitos en el entorno laboral, es fundamental gestionar los contextos y las relaciones de manera efectiva. A diferencia de lo que muchas personas piensan, no se trata de tener una fuerza de voluntad sobrehumana, sino de desarrollar habilidades de estructuración y organización que nos permitan realizar las acciones necesarias y evitar las distracciones.
Identificar las situaciones y contextos que propician comportamientos negativos es el primer paso para generar hábitos positivos. Esto implica reconocer las tentaciones y los obstáculos que nos alejan de nuestros objetivos profesionales. Por ejemplo, si pasar tiempo en las redes sociales durante el horario de trabajo es un hábito que queremos evitar, podemos establecer límites y utilizar herramientas de bloqueo para minimizar las distracciones.
Además, es importante crear un entorno laboral que fomente hábitos y comportamientos positivos. Esto implica establecer relaciones y colaboraciones positivas con compañeros de trabajo y superiores, así como crear espacios de trabajo organizados y libres de distracciones. La interacción con personas que comparten valores similares y que se esfuerzan por mantener hábitos positivos puede ser un factor motivador importante.
Quotes:
«Un entorno laboral positivo y estructurado puede ser clave para el desarrollo de hábitos positivos en el trabajo».
«Los profesionales disciplinados no tienen más fuerza de voluntad, simplemente han aprendido a gestionar su entorno de manera efectiva».
En resumen, generar hábitos positivos en el entorno laboral requiere gestionar los contextos y las relaciones de manera efectiva. Identificar los obstáculos y distracciones, establecer límites y crear un entorno de trabajo positivo son estrategias clave para desarrollar hábitos positivos y mejorar nuestra vida profesional.
El impacto de los contextos en los hábitos adictivos
Los contextos en los que vivimos y trabajamos tienen un impacto directo en nuestros hábitos adictivos. Un estudio revela que los soldados norteamericanos que estuvieron en la guerra de Vietnam y se volvieron adictos a la heroína durante ese período, experimentaron una tasa de recaída considerablemente menor al regresar a su país y cambiar de contexto.
En contraste, los consumidores de heroína que volvían a sus hogares después de pasar períodos en centros de rehabilitación tenían una alta tasa de recaídas. Estos hallazgos demuestran claramente que cambiar los contextos puede ayudar a modificar los hábitos adictivos.
La capacidad de adaptación y cambio en respuesta al contexto es un componente clave en la formación y reformulación de hábitos. Los entornos y las situaciones específicas pueden actuar como disparadores o estímulos de los comportamientos adictivos. Al modificar y gestionar los contextos de manera efectiva, es posible reducir la influencia de los factores que impulsan los hábitos adictivos y crear un entorno más propicio para establecer hábitos positivos y saludables.
Es importante tener en cuenta que cambiar los contextos no siempre se refiere a un cambio físico de ubicación. También implica ajustar las interacciones sociales, las rutinas diarias y los estímulos ambientales que puedan desencadenar los hábitos adictivos. Esta adaptación y control de los entornos puede ser especialmente crucial en la vida profesional, donde los contextos laborales pueden tener un impacto significativo en los comportamientos adictivos.
«Cada vez que experimentamos una recaída en nuestros hábitos adictivos, es una señal de que necesitamos revisar y ajustar los contextos en los que nos encontramos. Al cambiar los contextos, podemos romper los ciclos negativos y establecer nuevos hábitos más saludables y productivos en nuestra vida profesional.»
La influencia del entorno social y laboral
El entorno social y laboral en el que nos desenvolvemos tiene un poderoso impacto en nuestros hábitos adictivos. Las personas con relaciones sociales y laborales que fomentan comportamientos adictivos tienen más probabilidades de caer en patrones de conducta perjudiciales. Por otro lado, rodearse de individuos que apoyan y promueven hábitos saludables puede ser clave para cambiar los comportamientos adictivos.
Además, el entorno laboral puede proporcionar estímulos y desencadenantes para los hábitos adictivos, como el estrés, la presión o la disponibilidad de sustancias adictivas. La gestión efectiva de los contextos laborales, como la implementación de políticas y medidas para prevenir y abordar los hábitos adictivos, puede ser fundamental para promover un entorno más saludable y propicio para el desarrollo profesional.
En resumen, los contextos en los que vivimos y trabajamos desempeñan un papel importante en la formación y modificación de hábitos adictivos. Al cambiar los contextos y gestionarlos de manera efectiva, es posible reducir la influencia de los factores que impulsan los comportamientos adictivos y establecer hábitos más saludables en la vida profesional.
La importancia de gestionar los contextos para mejorar
Gestionar los contextos en los que nos encontramos es fundamental para mejorar. Pequeños cambios en el entorno pueden tener un impacto significativo en nuestros hábitos y comportamientos.
Por ejemplo, un estudio realizado en un hospital de Boston demostró que redistribuir las bebidas y comidas en la cafetería del hospital, como colocar botellas de agua a la vista en lugar de refrescos azucarados, tuvo un efecto en la elección de los empleados y visitantes, reduciendo la venta de refrescos y aumentando la de agua. Estos cambios en los contextos hacen que los comportamientos deseados sean más fáciles de realizar.
Al gestionar los contextos de manera estratégica, podemos crear entornos que fomenten hábitos positivos y nos ayuden a alcanzar nuestras metas. Pequeñas modificaciones en nuestro entorno, como tener a la vista recordatorios visuales de nuestras metas o eliminar distracciones, pueden mejorar nuestra capacidad para mantenernos enfocados y comprometidos con nuestros objetivos.
«Pequeñas acciones pueden tener un gran impacto en nuestra vida profesional. Gestionar los contextos es una herramienta poderosa para fomentar el cambio y mejorar nuestros hábitos.» – James Clear
Además, al estar rodeados de personas que comparten nuestros valores y hábitos positivos, es más probable que nos mantengamos motivados y comprometidos con nuestro crecimiento y desarrollo profesional.
En resumen, gestionar los contextos es clave para mejorar en nuestra vida profesional. Pequeñas modificaciones en nuestro entorno pueden tener un efecto significativo en nuestros hábitos y comportamientos, facilitando la realización de acciones que nos acerquen a nuestras metas. Al crear entornos y relaciones que fomenten los comportamientos deseados, podemos potenciar nuestra productividad y éxito profesional.
La importancia de la visibilidad y la facilidad en los hábitos positivos
La visibilidad y la facilidad son factores clave para fomentar hábitos positivos. Hacer los elementos que disparan los hábitos positivos más visibles y accesibles, como dejar la fruta cortada a la vista en lugar de escondida en la nevera, aumenta la probabilidad de realizar estos comportamientos. Del mismo modo, hacer que los elementos que disparan los hábitos negativos sean menos visibles y accesibles, como no tener dulces en casa, reduce la tentación y la probabilidad de realizar estos comportamientos. La visibilidad y la facilidad son elementos motivadores para generar y mantener los hábitos deseados.
La visibilidad es un factor poderoso en el establecimiento de hábitos positivos. Al tener las señales o elementos que desencadenan los comportamientos deseados a la vista, se nos recuerda constantemente realizar esas acciones. Por ejemplo, si queremos consumir más frutas y verduras, tener un tazón de frutas frescas en nuestra cocina nos recordará constantemente la opción saludable que tenemos a nuestro alcance.
Asimismo, la facilidad juega un papel fundamental en la formación de hábitos. Cuanto más fácil sea realizar una acción, más probable es que la realicemos. Por ejemplo, si queremos empezar a hacer ejercicio, tener nuestra ropa deportiva y los zapatos en un lugar accesible nos facilitará el empezar nuestra rutina sin tener que hacer esfuerzos adicionales para encontrar y preparar lo necesario.
La colocación estratégica de los elementos que desencadenan los hábitos positivos puede actuar como un recordatorio constante y una invitación a tomar acciones saludables. Al mismo tiempo, es importante hacer que los elementos que desencadenan los hábitos negativos sean menos visibles y accesibles. Al eliminar las tentaciones o dificultar el acceso a los objetos que nos distraen o nos llevan a hábitos no deseados, reducimos la probabilidad de caer en ellos.
Ejemplo:
“Es más probable que comamos frutas cuando las tenemos cortadas y a la vista en lugar de ocultas en la nevera”. – Dr. Brian Wansink
En resumen, la visibilidad y la facilidad son elementos fundamentales para fomentar hábitos positivos. Al hacer que los elementos que desencadenan los comportamientos deseados sean más visibles y accesibles, aumentamos la probabilidad de llevar a cabo esas acciones. Al mismo tiempo, al reducir la visibilidad y la accesibilidad de los elementos que desencadenan los hábitos negativos, disminuimos la tentación y la probabilidad de caer en patrones no deseados. Al aprovechar la visibilidad y la facilidad para influir en nuestros hábitos, podemos mejorar nuestra vida profesional de manera significativa.
El poder transformador de los hábitos atómicos en la vida profesional
Los hábitos atómicos tienen un poder transformador en la vida profesional. Al enfocarse en lo que se quiere hacer en lugar de obsesionarse con lo que se quiere ser, se puede establecer una identidad basada en los comportamientos y hábitos deseados.
Estos hábitos, cuando se repiten de forma regular, se vuelven automáticos y tienen un impacto significativo en el desarrollo y la productividad en el ámbito profesional. Los pequeños cambios diarios en los hábitos pueden llevar a resultados sorprendentes a largo plazo.
Los hábitos atómicos tienen el poder de impulsar nuestra vida profesional hacia nuevas metas y logros. Al dedicarnos a acciones específicas y repetirlas constantemente, creamos un cambio profundo en nuestra forma de ser y de trabajar.
En lugar de centrarse solo en los resultados finales, como querer ser más exitoso o famoso, los hábitos atómicos nos llevan a concentrarnos en las acciones que nos llevarán a ese resultado. Por ejemplo, en lugar de obsesionarnos con ser famosos, nos enfocamos en la práctica y el perfeccionamiento de nuestra habilidad o talento.
La clave está en establecer una identidad basada en las acciones diarias que nos acercan a nuestras metas profesionales. Al convertirnos en la persona que hace las cosas necesarias para alcanzar el éxito, estamos creando una base sólida para el crecimiento y desarrollo profesional.
La importancia de la consistencia y la disciplina
- Realizar actividades relacionadas con nuestras metas profesionales a diario.
- Crear un horario y cumplirlo de manera constante.
- Establecer recordatorios y sistemas para mantenernos encaminados.
La consistencia y la disciplina son fundamentales para hacer que los hábitos atómicos sean efectivos. Al realizar estas acciones de manera constante, con el tiempo se vuelven automáticas, lo que nos permite avanzar hacia nuestras metas sin esfuerzo adicional.
El poder transformador de los hábitos atómicos en la vida profesional radica en su capacidad para cambiar nuestra forma de ser y de actuar. Al establecer una identidad basada en los hábitos deseados, nos convertimos en la persona que necesita ser para lograr el éxito en nuestra carrera.
El proceso de cambio de comportamiento a través de hábitos atómicos
El cambio de comportamiento a través de hábitos atómicos implica seguir un proceso de cuatro pasos: señal, anhelo, respuesta y recompensa. Al comprender y aplicar estos pasos, se puede construir de manera efectiva un nuevo hábito que conduzca a un cambio positivo en la vida profesional.
En primer lugar, la señal es el desencadenante que indica que es hora de realizar un hábito. Puede ser un recordatorio visual, auditivo o cualquier otro estímulo que te lleve a realizar la acción deseada. Por ejemplo, establecer una alarma en el teléfono para recordarte que debes comenzar tu rutina de trabajo diaria.
El siguiente paso es el anhelo, que es la motivación o el deseo de realizar ese hábito. Puede ser útil crear una asociación positiva con el hábito, visualizando los beneficios que obtendrás al realizarlo. Esto te ayudará a mantener la motivación y el enfoque en el objetivo que deseas alcanzar.
Una vez que la señal y el anhelo están presentes, es hora de tomar la respuesta, es decir, realizar el hábito en sí. Aquí es donde la consistencia es clave. Cuanto más repitas el hábito, más arraigado se volverá en tu vida profesional. Puedes establecer recordatorios, utilizar calendarios o aplicaciones para ayudarte a mantenerte en el camino.
Por último, está la recompensa. Cada vez que completes el hábito, debes recompensarte de alguna manera. Puede ser algo simple como una pausa para tomar un café o un momento de relajación para celebrar el logro. La recompensa refuerza positivamente el hábito y refuerza la asociación positiva en tu mente.
Modificar el comportamiento a través de hábitos atómicos requiere disciplina y compromiso. Es importante recordar que cada pequeño paso cuenta y que el cambio sostenible viene de la mano de la consistencia. Al seguir este proceso y enfocarte en los hábitos que deseas desarrollar en tu vida profesional, estarás en el camino hacia el éxito y la mejora continua.
El poder de los pequeños hábitos y la constancia
En el camino hacia el éxito profesional, los pequeños hábitos y la constancia desempeñan un papel fundamental. Aunque los cambios iniciales pueden parecer insignificantes, con el tiempo, estos pequeños hábitos acumulativos pueden generar resultados sorprendentes.
Cada elección diaria, por más pequeña que sea, determina la diferencia entre quién eres y quién podrías llegar a ser. Ya sea que elijas mejorar un 1% cada día o retroceder un 1%, la constancia en la toma de decisiones positivas puede marcar la diferencia en tu desarrollo profesional.
«El éxito es la suma de pequeños esfuerzos repetidos día tras día». – Robert Collier
La clave está en ser constante en tus acciones y perseverar en la mejora continua. Al realizar pequeños cambios y mantenerlos a lo largo del tiempo, podrás experimentar un crecimiento personal y profesional significativo.
El poder de la constancia
La constancia es la clave para convertir los pequeños hábitos en grandes logros. Mantener una rutina constante y comprometerse a realizar acciones consistentes puede generar resultados a largo plazo. Si te mantienes enfocado en tus metas y te esfuerzas por avanzar de manera constante, estarás construyendo un camino hacia el éxito en tu vida profesional.
El impacto acumulativo de los pequeños hábitos
No subestimes el poder de los pequeños hábitos. A veces, los cambios más pequeños son los que tienen un impacto más significativo en tu vida. Cada pequeña acción en la dirección correcta contribuye a la construcción de un camino sólido hacia el éxito.
- Marcarte objetivos alcanzables a corto plazo.
- Implementar acciones diarias que te acerquen a tus metas.
- Celebrar tus pequeños logros y reconocer tu progreso.
Recuerda que cada paso que tomes en la dirección de tus metas cuenta, por pequeño que sea. No te desanimes y mantén el enfoque en la mejora continua.
El papel del entorno en la formación de hábitos
El entorno desempeña un papel crucial en la formación de hábitos. El diseño del entorno puede facilitar o dificultar la adquisición de hábitos positivos o la eliminación de hábitos negativos. Al crear ambientes y relaciones que fomenten los comportamientos deseados, se puede influir en la formación de hábitos positivos.
Además, rodearse de personas que comparten los mismos valores y hábitos puede fortalecer y mantener los nuevos hábitos adquiridos.
El diseño del entorno
El entorno físico en el que nos encontramos tiene un impacto directo en nuestros hábitos. Si queremos adquirir un nuevo hábito, es importante diseñar nuestro entorno para que nos facilite el cumplimiento de ese hábito.
Por ejemplo, si queremos fomentar el hábito de hacer ejercicio, podemos dejar nuestra ropa deportiva y las zapatillas cerca de la puerta de salida para que estén al alcance y nos sirvan como recordatorio visual.
De la misma manera, si queremos evitar el hábito de comer comida chatarra, podemos mantener la despensa y la nevera llenas de opciones saludables y evitar tener alimentos no deseados a la vista o al alcance fácilmente.
Las relaciones personales
Nuestro entorno social también influye en nuestros hábitos. Las personas con las que pasamos tiempo tienen un impacto en nuestros comportamientos y actitudes.
«Eres el promedio de las cinco personas con las que pasas más tiempo». – Jim Rohn
Para formar nuevos hábitos, es beneficioso rodearse de personas que comparten los mismos valores y deseos de cambio. Tener un grupo de apoyo o un compañero de hábitos puede ser muy útil para mantener la motivación y el compromiso.
Por otro lado, si estamos rodeados de personas con hábitos negativos o poco saludables, es más probable que nos veamos influenciados por ellos y sea más difícil mantener hábitos positivos.
La influencia del entorno digital
No solo el entorno físico tiene un impacto en nuestros hábitos, sino también el entorno digital en el que nos movemos. Pasamos mucho tiempo en línea, y las plataformas y aplicaciones que utilizamos tienen una gran influencia en nuestros comportamientos y hábitos.
Las redes sociales, por ejemplo, pueden ser una distracción y una fuente de hábitos no deseados como pasar demasiado tiempo mirando la pantalla o comparándonos con otros.
Es importante ser conscientes de cómo utilizamos el entorno digital y de cómo nos afecta. Podemos establecer límites de tiempo para el uso de ciertas aplicaciones, desactivar notificaciones innecesarias y buscar un equilibrio saludable en nuestra relación con la tecnología.
En resumen, el entorno juega un papel fundamental en la formación de hábitos. Diseñar nuestro entorno físico y cuidar nuestras relaciones personales nos ayuda a establecer y mantener hábitos positivos. Además, ser conscientes de cómo utilizamos el entorno digital nos permite tener un mayor control sobre nuestros hábitos y comportamientos.
La importancia de la identidad en la construcción de hábitos
La identidad juega un papel fundamental en la construcción de hábitos. Al establecer la identidad de la persona que se quiere ser, se pueden diseñar los hábitos basados en esta identidad. Es importante enfocarse en el proceso y la persona en la que se quiere convertir, en lugar de centrarse solo en las metas y los resultados.
La construcción de hábitos basados en la identidad permite un impacto duradero y sostenible en la vida profesional. Al tener una clara visión de quién se quiere ser y cómo se quiere desarrollar, se pueden diseñar los hábitos necesarios para lograr esa identidad deseada.
Por ejemplo, si alguien quiere ser una persona disciplinada y enfocada en su trabajo, puede establecer el hábito de dedicar una hora diaria a una tarea importante, incluso si al principio resulta difícil. A medida que se repite este hábito, se fortalece la identidad de una persona disciplinada.
«La persistencia en la construcción de hábitos basados en la identidad es esencial para lograr un cambio real y duradero en la vida profesional».
Además, la identidad también influye en la percepción propia y en la forma en que se toman decisiones. Si alguien se identifica como una persona enfocada en el desarrollo profesional y en el crecimiento personal, es más probable que tome decisiones coherentes con esta identidad, como participar en cursos de capacitación o buscar oportunidades de crecimiento.
Al diseñar hábitos basados en la identidad, es importante tener una visión clara de quién se quiere ser y cómo se quiere desarrollar en la vida profesional. Esto proporciona un marco sólido para la construcción de hábitos y una motivación intrínseca para mantenerlos a largo plazo.
La construcción de hábitos basados en la identidad puede seguir algunos pasos clave:
- 1. Definir claramente la identidad deseada en el ámbito profesional.
- 2. Identificar los comportamientos y hábitos que están alineados con esa identidad.
- 3. Establecer metas claras y específicas relacionadas con estos hábitos.
- 4. Diseñar sistemas y estructuras que apoyen la implementación de estos hábitos.
- 5. Comprometerse con la consistencia y la perseverancia en la práctica de estos hábitos.
En resumen, la identidad juega un papel fundamental en la construcción de hábitos. Al enfocarse en la identidad y diseñar hábitos basados en esta identidad, se puede lograr un cambio real y duradero en la vida profesional. La clave está en establecer quién se quiere ser y diseñar los hábitos necesarios para convertirse en esa persona.
El cambio de comportamiento a través de hábitos atómicos: cuatro leyes esenciales
El cambio de comportamiento a través de hábitos atómicos se rige por cuatro leyes esenciales. La primera ley consiste en hacerlo obvio. Esto implica hacer que los hábitos sean visibles y fáciles de identificar en el día a día. Al tener una señal clara que nos recuerde realizar el hábito deseado, aumentamos las probabilidades de realizarlo.
La segunda ley es hacerlo atractivo. Los hábitos deben ser agradables y generar motivación para realizarlos. Esto se puede lograr asociando el hábito con una recompensa o con un sentido de satisfacción personal. Al hacer que los hábitos sean más atractivos, se vuelve más fácil mantenerlos a largo plazo.
La tercera ley es hacerlo fácil. Los hábitos deben ser accesibles y no requerir un esfuerzo excesivo. Establecer un entorno favorable y eliminar las barreras que dificultan la realización del hábito puede ayudar a que se vuelva parte de nuestra rutina diaria. Cuanto más fácil sea realizar un hábito, más probable será que lo llevemos a cabo de manera consistente.
La cuarta y última ley es hacerlo satisfactorio. Los hábitos deben brindar una recompensa o un sentimiento de gratificación. Al experimentar satisfacción al realizar el hábito, se refuerza la motivación para continuar haciéndolo. Esta ley es especialmente importante para mantener los hábitos a largo plazo y evitar recaídas.
¿Pero no es el autocontrol y disciplina también un hábito atómico?
El autocontrol es clave, pero ¿no deberíamos hablar más de equilibrio laboral?
¿No será que el autocontrol y la disciplina limitan nuestra creatividad laboral?
¿Alguien ha probado este hábito atómico en su vida profesional? ¿Realmente mejora la disciplina y el autocontrol?
Sí, lo probé. Los resultados son asombrosos. Te reta a superarte a ti mismo.
¿No creen que la disciplina y el autocontrol son más importantes que cualquier hábito atómico en el desarrollo profesional?
¿No creen que el autocontrol puede ser a veces una limitación creativa?
¿No creen que el autocontrol puede ser un hábito atómico en sí mismo?
¿No creen que el autocontrol y la disciplina son más importantes que los hábitos atómicos para el desarrollo profesional?
Sin hábitos atómicos, ¿cómo mantienes el autocontrol y la disciplina? ¡Piénsalo!
¿Alguien tiene ejemplos prácticos de cómo la disciplina y autocontrol han mejorado su vida laboral? ¡Compartan sus experiencias!
¿No creen que el autocontrol es más difícil en entornos laborales tóxicos?
El autocontrol y disciplina son claves, pero ¿cómo manejar contextos adictivos laborales?
Me pregunto si el autocontrol y la disciplina también pueden afectar negativamente a la vida profesional. ¿Alguna vez se consideró esto en el artículo?
Claro, el exceso de autocontrol y disciplina puede llevar a la rigidez y la inflexibilidad. Todo en equilibrio.
¿Alguien ha notado que el autocontrol y la disciplina también podrían afectar negativamente la creatividad en el trabajo?